A la mañana siguiente desperté gracias al aspirador de las señoras de limpieza. Seguramente Jae les dijo que viniesen temprano solo para despertarme y molestarme.
-Buenos días, Haneul. - dijo una señora sonriente.
-Buenos...- contesté media dormida.
-¿Quién es el chico que está desayunando en la cocina con Jae?
-Va a estar unos días, es un invitado.
-No está nada mal.- rió. - Pues me dijo que bajase a desayunar.
-No tengo ganas. - mentí. ¿Ayer le obligué salir de mi habitación cabreada y ahora me trata así? Ese tío estaba loco.
-Como quiera. - sonrió. Después de unos segundos la señora de la limpieza salió de mi habitación cerrando la puerta suavemente.
¿Por qué seguía fijándose en mí de esa manera? Sabía perfectamente que estaba prometida...y con su mejor amigo. No saldría de mi habitación aunque me lo pidiese Ji Yong. Tenía miedo de que si desobedeciera a las órdenes de Jae, pudiese pasar algo. Me adentré en el cuarto de baño, en la gran bañera blanca y estuve hundida en esta media hora. Mis dedos estaban arrugados, pero yo me encontraba en el cielo.
¿Por qué seguía fijándose en mí de esa manera? Sabía perfectamente que estaba prometida...y con su mejor amigo. No saldría de mi habitación aunque me lo pidiese Ji Yong. Tenía miedo de que si desobedeciera a las órdenes de Jae, pudiese pasar algo. Me adentré en el cuarto de baño, en la gran bañera blanca y estuve hundida en esta media hora. Mis dedos estaban arrugados, pero yo me encontraba en el cielo.
|Ji Yong|
-Hoy si quieres vamos a ver el partido de fútbol al bar.- dijo Jae acabando de desayunar.
-De acuerdo tío. - contesté.- Oye, ¿qué le pasa a Haneul? Dijo la señora de la limpieza que no quería bajar...- Jae puso una pequeña sonrisa.
-Se encuentra mal, y será mejor que repose...No hay nada más que hablar.
-Hyung...- cogí una tostada y empecé a morderla como si no comiese en toda mi vida. - ¿La quieres?
-Hoy estás muy preguntón, ¿qué te pasa? - dijo levantándose de la silla y entregándole su plato a la señora que estaba fregando la encimera de la cocina para que lo lavase.
-Solo...curiosidad.
-Estamos bien. - comentó.- Voy a ver a mi secretaria, - guiñó un ojo. - ¿te apuntas? Tiene una amiga que no está nada mal para ti. Creo que se llamaba Sarah o Lily...
-No. - interrumpí.- Recuerda que hace poco corté con mi novia. - dije serio.
-¡Mejor! Soltero, sin ataduras...
-Tío, ¿en serio que vas a serle infiel a tu novia?- me levanté de repente.
-Yo lo sé, ella lo sabe, ahora tú lo sabes...- cogió su chaqueta y antes de irse por la puerta gritó: '¡No te olvides del partido de fútbol! ¡Cuento contigo, hyung!' Abrí mi boca impresionado, o sea que, ¿ella lo sabía y no hacía nada al respecto? Esa chica era tan estúpida y rara. Por una pequeña parte de mí admiraba a Jae, y por otra me daba pena Haneul. No pensaba que mi amigo iba a tener tanta suerte en la vida.
-Voy a vacilar un poco...- dije sonriendo. - Pero siempre con educación...- cogí un plato de tostadas y me dirigí a su habitación. Abrí la puerta y no encontré a nadie. Miré extrañado la cama derecha y posé el plato en una de las cómodas, ya que ella tenía dos.
Vi un mural de fotos y me acerqué para observarlas. Había una foto de ella con unas gafas divertidas, otra con una amiga poniendo cara de tontas, otra soplando las velas de su cumpleaños de pequeña...
Intenté no sonreír pero fue imposible. Cogí el plato de tostadas y abrí una puerta al lado del mural de fotos. Y allí estaba ella.
Intenté no sonreír pero fue imposible. Cogí el plato de tostadas y abrí una puerta al lado del mural de fotos. Y allí estaba ella.
|Haneul|
Iba a quedar dormida hasta que escuché cómo la puerta del baño se abría de repente.
-¡Mierda! - abrí rápidamente los ojos y grité. - ¿¡Qué haces aquí?! ¡Fuera ahora mismo! - salió del baño corriendo mientras yo me levantaba y tapaba con una toalla.
-Quería traerte unas tostadas, pero no sabía que te gustaría hacerlo en la bañera. Aún así, no me voy a negar.
-¡Cerdo! - grité. Noté cómo su risa aumentaba.
-Si tanto me reclamas, entro otra vez. - dijo abriendo la puerta.
-¡No! ¡Quédate dónde estés! - grité nerviosa.
-¿Dónde? ¿Dentro o fuera? - dijo abriendo y cerrando la puerta rápidamente.
-¡Para quieto y vete de aquí!
-Vale, te espero en la cama, preciosa. - me guiñó un ojo.
-Asqueroso. - murmuré. Vestí unos pantalones cortos vaqueros y un jersey negro largo. Puse las zapatillas de andar por casa y abrí la puerta. Vi a Ji Yong tumbado boca arriba en mi cama, aún desecha.
-Pensaba que te había tragado el váter hija. Menuda poca espabilación. - se sentó en la esquina de la cama y me miró de arriba hasta abajo. Parecía que le gustaba. Sin embargo, a Jae no le gustaban los pantalones cortos para mí, decía que sólo las chicas con buen cuerpo podían llevarlos, y yo no era tan afortunada.
-¿Qué quieres de mí?
-Quería que desayunases.
-¿Algo más?- alcé una ceja.
-¿Sabes quién es la secretaria de Jae?
-¿Cómo no saberlo? Es como un Dios para él.
-¿Algo más? - preguntó curioso. Mis puños se apretaron al pensar en lo que estaría haciendo con mi prometido a esas horas.
-Le compra cosas, - cogí un poco de celo acercándome a mi mural de fotos. - le da cariño, - pegué el celo detrás de la carilla de una foto con fuerza. - le da respecto, - estampé la foto contra la pared haciendo ruido. - le da atención...¿Algo más querías saber?
-Creo que no.
-Pues vete.
-¿Vas a estar aquí encerrada hasta tarde? - moví mis hombros.- Si quieres ven a tomar algo con nosotros y ves el partido de fútbol.
-Id vosotros, ¿no es tu amigo?
-¿No eres su novia? - apreté mis labios. Tenía toda la razón y lo odiaba.
-Me lo pensaré, ¿con eso te vale? - asintió. - ¿Necesitas preguntarme algo más?
-¿Sigue en pie lo de la bañera? - cogí un cojín y se lo estampé en la cara. Él se empezó a reír mientras yo cruzaba los brazos. - Era broma...aunque si algún día te apetece, ya sabes a quién llamar...- salió de mi habitación sin parar de mirarme de arriba hacia abajo.
-Este tío está mal de la cabeza, se complementa genial con Jae. - dije en voz baja. Me estaba pensando seriamente en ir con ellos a tomar algo. Pero tenía miedo de preguntárselo a Jae. No sabía las consecuencias ni quería saberlas, pero de verdad necesitaba salir de esa casa. Tenía muchas ganas.
Después de dos horas en la habitación, escuché dos golpes fuertes en la puerta. Era él. Abrí rápidamente y entró sin preguntarme nada.
-Me ha dicho Ji Yong que quieres venir con nosotros a tomar algo y ver el partido. - dijo Jae con los brazos cruzados en frente mía.
-¿Puedo? - murmuré.
-Lo haré por él. Si fuese por ti te encerraría durante siglos. - tragué saliva.- Vístete decentemente o por lo menos inténtalo, ¿si? Y rápido, no queremos esperarte. - se giró y caminó hacia la puerta.
-Gracias por dejarme salir. - dije en voz alta. Jae se giró hacia mí y observó mi cara un par de segundos. Su mirada era fría. Se giró hasta la puerta, cerrándola de paso. '¿Por qué rayos le habría dicho eso?' me pregunté. ¿Tan desesperada estaba por salir?
Puse unos vaqueros rotos (ya que mi novio odiaba los shorts en mí) y un polo negro (también odiaba las camisetas con escote en mí, qué coincidencia, ¿verdad?) Puse mi chaqueta de cuero y cogí mi bolso negro. Bajé las escaleras y ahí estaban esperando Jae y su amigo.
-Pensaba que nunca bajarías.- comentó Jae rodeando los ojos.
-Venga, nos lo pasaremos genial. - animó Ji Yong haciendo que yo sacase una sonrisa.
-Lo intentaremos. - murmuró mi novio saliendo de casa.
Cuando llegamos al bar nos colocamos en la barra para ver mejor el partido de fútbol. El bar estaba medianamente lleno y la mayoría de la gente eran hombres.
-¿Qué vas a tomar? - me preguntó Jae.
-No sé, siempre me llevas la contraria, o sea que estoy indecisa. - contesté seria.
-Buena chica, ya sabes quién manda en nuestra relación. - contestó burlón.
-Yo quiero tomar lo mismo que tú, hyung. - dijo Ji Yong.
-No sabía que también tenías ganas de emborracharte hoy, hyung. - rieron ruidosamente. Me coloqué en medio de ellos.
-Como os emborrachéis, juro que vuelvo sola a casa. - murmuré.
-Cállate. - dijo Jae molesto. Apreté mis labios.
-Tranquila Haneul, no lo haré. - susurró Ji Yong en mi oído.
-Se agradece. - contesté seriamente.
-¿De verdad quieres ver el partido? - preguntó mientras Jae no paraba de mirar la televisión. Negué con la cabeza.
-Sólo quería salir con vosotros. - él sonrió.
-Lo pasaremos bien.
-Eso lo dices por ti. - murmuré haciendo muecas.
-¿Entonces por qué has venido si sabías que no lo pasarías bien? - odiaba que me hiciese tantas preguntas que me hicieran pensar.
-¿No puedes dejar de preguntar cosas estúpidas? Me estás hartando. - dejé la barra y salí afuera del bar. Crucé mis brazos y dejé que el aire entrase por mis pulmones, dentro del bar casi no se podía respirar de tanto humo que desprendían los cigarrillos de algunos señores.
-Hola, ¿tienes fuego? - me preguntó un chico saliendo del bar. Negué con la cabeza.
-Oye, eres muy guapa...- sonrió. - ¿Cómo te llamas?
-¿Puedes dejar de ligar conmigo e irte a otro lugar a molestar? Tengo novio. Gracias. - contesté seriamente. El chico se sorprendió con mi respuesta y entró otra vez al bar.
-Bien hecho.- oí una voz acercándose por detrás mía, abrazándome. Desearía que fuese Ji Yong, pero no había tanta suerte.
-Qué pena que tú no hagas lo mismo con tus secretarias, ¿no? - dije alzando una ceja. Él se rió levemente.
-Me dan pena, por eso lo hago. - susurró en mi oído. Un escalofrío recorrió por mi cuerpo.
-Entonces yo te doy asco. - murmuré. Él besó el lóbulo de mi oído.- ¿Estás borracho?
-Aún no.
-¿Por qué has venido hasta aquí? ¿No te importa más el fútbol que tu novia?
-Quería pasar más tiempo contigo. Además de verte discutir con ese pervertido.
-Parecía buen chico. - murmuré. Posó su barbilla en mi cabeza y juntando sus manos suspiró, haciendo que abrazase toda mi cintura.
-Es una preciosa noche. - dijo mirando el cielo.
-Lo sería si por lo menos me amases, Jae. - dije con los ojos llorosos.